“Megalópolis” del legendario director Francis Ford Coppola es (quizás literalmente) la última película de ciencia ficción y drama épico que nos trae a la pantalla grande este 2024.
Nos presenta un futuro imaginario en Estados Unidos como alegoría a la caída del Imperio Romano. Seguimos la vida de un visionario arquitecto conforme se enfrenta a una sociedad política corrupta después de un desastre devastador con el fin de construir su ‘Nueva Roma’. O como él le llama, su ‘Megalópolis’.
La película sigue muy de cerca los sucesos y paralelismos ocurridos durante la Conjuración de Catalina en el año 63 antes de cristo. Un intento de golpe de estado que involucró a más de un personaje histórico, entre ellos Lucio Catilina, Marco Tulio Cicerón y el mismísimo Julio Cesar. Tres figuras que jugarían un rol esencial en los personajes entramados en esta cinta.
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SINOPSIS: “En Nueva York, en un futuro con mucha tecnología y una sociedad estable. César Catilina (Adam Driver) presenta un proyecto para renovar la ciudad, que ha quedado destruida después de un desastre devastador. Una mujer, Julia Cicero (Nathalie Emmanuel), se divide entre la lealtad a su padre, el alcalde Cicero (Giancarlo Esposito), enemigo político de César Catilina, que tiene una visión clásica de la sociedad, y César Catilina, más progresista y más interesado en el futuro.”
La película nos presenta a un reparto coral lleno de figuras prominentes y reconocidas en la industria hollywoodense. Con interpretaciones mayores como la de Adam Driver, Giancarlo Esposito, Nathalie Emmanuel, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf y Jon Voight. Así como papeles secundarios de Laurence Fishburne, Talia Shire, Jason Schwartzman, Kathryn Hunter, Grace VanderWaal, Chloe Fineman, James Remar, D. B. Sweeney y Dustin Hoffman. Algunos con mayor protagonismo y tiempo en pantalla que otros, pero todos con su debido rol en la trama que se desarrolla.
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Resulta increíble que Francis Ford Coppola concibiera la idea para la película en 1977, que comenzara a desarrollarla en 1983.
Coppola iniciaría los preparativos para la misma en 1989 para filmarse en Roma. De ahí se pospuso la idea mientras Coppola solucionaba sus problemas financieros debido a sus otros fracasos de taquilla bajo el brazo. Después revivió los avances del proyecto en 2001 para terminar siendo enlatada nuevamente tras los sucesos del 11 de septiembre que todos conocemos.
Desanimado por la falta de confianza e interés por parte de los grandes estudios de filmación Hollywoodenses, Coppola se determinó a autofinanciar el proyecto de $120 millones de dólares con dinero de su propio bolsillo. Ya en la última curvatura de su vida personal y profesional, Coppola se encomienda para apostarlo todo por esta gran visión que llevaba cargando consigo desde hace más de la mitad de su vida… ¿y todo para qué? El fracaso inminente de una fábula fallida.
Ford Coppola tuvo que vender la mayor parte de su bodega y viñedos en California para poder completar el financiamiento. El señorón a sus más de 80 años de edad (actualmente tiene 85) comenzó a reunir a casi todos sus colaboradores anteriores para convencerlos de su nueva gran apuesta cinematográfica. Él sabía con solo pichear la película que su nueva propuesta adoptaría un estilo experimental que le permitiría la improvisación durante la filmación. Esto permitiría que los actores aportaran de su cosecha en la escritura de escenas sobre escenarios ya construidos, y eso influenciaría la reescritura de cambios espontáneos en el guion y la historia misma de la película.
Esta aproximación tan riesgosa provocó que sus departamentos de arte y el equipo de efectos visuales, entre otros, terminasen renunciando a medio rodaje. Aun así, se reporta que la película terminó de filmarse antes de lo previsto. Algo sospechoso para una producción tan grande donde todo se suele llevar a cabo bajo una logística minuciosa.
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Desde su estreno en el 77° Festival de Cine de Cannes en mayo del 2024 la cinta polarizó tanto a críticos como audiencias.
Debido a esto “Megalópolis” tuvo muchas dificultades para conseguir distribución. Al final, Lionsgate adquirió los derechos bajo la condición de que Francis Ford Coppola (como si no estuviese ya lo suficientemente gastado con autofinanciar su blockbuster de alto riesgo y bajas expectativas en taquilla), se comprometiese a cubrir los costos de la promoción, publicidad y mercadotecnia de la cinta.
Es de saberse que una cinta blockbuster típica en Hollywood puede gastar hasta el 50% de su presupuesto en esta actividad para poder tener la oportunidad de recuperar sus inversiones. Lo que significa que Coppola tendría que gastar, bajo estas condiciones, un monto similar al costo de la película misma para poder tener la oportunidad de ser redituable.
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Durante las tácticas de promoción de la película hubo algunas controversias que no hicieron más que dañar a la cinta más de lo que ya estaba.
El tráiler original tuvo que ser eliminado por utilizar citaciones inventadas. Cosas como ‘“La mejor película del año.” – Fulanito De Tal’ solo hicieron daño publicitario. Así como las varias acusaciones de mala conducta en el set contra Coppola, que a pesar de decirse que eran falsas terminaron perjudicándolo ante el público. El director demandó a la revista Variety por la campaña de difamación en su contra.
Tras un verano de controversias en 2024, la película tuvo su estreno el 11 de octubre en Estados Unidos, recaudando tan solo $13,6 millones de dólares frente a su presupuesto original de $120 millones. Las cosas no podrían estar peor en estos momentos para el director responsable de emanar a la existencia joyas del séptimo arte como la trilogía de “El Padrino” o “Apocalypse Now”.
El único feliz aquí parece ser Adam Driver, actor que ha estado al alza en la industria en la última década y ha protagonizado uno de los más grandes blockbusters en su carrera de la mano de uno de sus directores favoritos. Driver calificó la experiencia de trabajar en “Megalópolis” como “una de las mejores experiencias de filmación de (su) vida”.
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Claramente “Megalópolis” es la creación más personal de Francis Ford Coppola, representa un motif que se ve a lo largo de su carrera, su vida y sus intereses personales.
Los imperios crecen y caen, y solo los soñadores y visionarios importan al final. En algún momento de la cinta alguien dice algo entre las líneas de “Las utopías se convierten en distopías”, creo que la naturaleza cíclica de la existencia humana es una de las temáticas en el cine del director. Algo que resuena mucho con la vida de Coppola, quien ha sabido elevarse y caer más de una vez en su profesión, y que sin importar qué suceda, al final todos recordaremos sus obras más exitosas. Es un consuelo pensar que después de que Roma arda, el arte creado y las ideas plasmadas por los visionarios serán todo lo que sobreviva de lo que alguna vez fue un gran imperio.
Creo que el principal problema de “Megalópolis” yace en su naturaleza ecléctica, por empaparse de conceptos de la ciencia ficción, filosofía y otras influencias clásicas en conjunto con un montón de decisiones creativas de filmación y escritura episódica que no favorecen a la experiencia en conjunto.
Todo el tiempo nos encontramos con situaciones, conceptos y personajes que entran y salen de cuadro, muchas veces dejando sus hilos dramáticos inconclusos a favor de una elipsis constante que parece olvidar cerrarnos todas las puertas que nos abre a su paso. Los personajes no se desarrollan bien debido a esto. Y fuera del aspecto narrativo, creo que hubo muchas malas actuaciones y malas decisiones de casting que dañaron a la integridad misma de la cinta, especialmente considerando las libertades de reescritura que se les otorgó por el director.
Hay un montón de ideas variadas sobre las estructuras sociales y cómo suelen caer por falta de visión (algo irónico para semejante fracaso de taquilla), no solo en cuanto a la fábula sobre la caída de Roma ni el golpe de estado. Se nos presentan un montón de ideas de Hamlet, referencias a Siddhartha, Marco Aurelio, etc. Coppola funde como si fuesen metales los conceptos de la filosofía clásica y la dramaturgia en las maquinaciones de los personajes de la cinta que trabajan a favor o en contra del futuro de la Nueva Roma. Todo eso está muy bien, hasta que te topas con un burrito muy apretado de más de dos horas que te habla un montón de temas sin concluir o aterrizar ninguna idea en algo concreto. Algo así como un intelectual erudito que padece de TDAH a las 3:00 A.M.
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“Megalópolis” nos presenta una visión cinematográfica muy activa y visualmente dinámica. Pero se entiende el por qué las audiencias salen de la sala enfurecidas y decepcionadas.
Hay demasiadas inconsistencias no solo narrativas, sino técnicas también como ya lo expuse anteriormente. A veces el diseño sonoro está muy desbalanceado. Parecieran haber errores técnicos de edición que impiden a Coppola conectar bien sus ideas. Incluso vemos instancias donde se rompe la regla de filmación de los 180° grados y algunas tomas se ven espejeadas para mantener la consistencia y así evitar brincos de eje. Los incontables hoyos narrativos no ayudan en nada contra los errores de continuidad. Y la cinta tiene un pésimo manejo de los efectos por computadora CGI.
Todo aquí parece indicar que Francis Ford Coppola no se dio un balazo en el pie con esta cinta, ¡se fusiló con ametralladora! ¡Por Dios! ¡En México hasta los subtítulos tenían errores de traducción! T_T
En CinReservas siempre nos dedicamos a hablar de lo que más nos gusta: el cine. Siempre intentamos rescatar lo mejor de cada cinta y decirles qué sí nos gustó de ella. Pero decirles que “Megalópolis no es una mala película” por mera cordialidad sería un error de mi parte como crítico. Es justamente algo que no opino y que no puedo hacer en esta ocasión.
Igual, puede que «Megalópolis» sea la única (y última) película de este maestro del cine clásico del siglo XX y pionero del Nuevo Hollywood que llegaré a ver en mi vida. Y eso se agradece.
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