No respires, o conocida por su título en inglés ‘Don’t Breathe‘, segundo largometraje del realizador uruguayo Fede Martínez, es un thriller sumamente entretenido que, gracias a la dirección acertada de Martínez, al eficaz trabajo fotográfico/cinematográfico, y sobre todo al original guión (de la autoría del mismo Martínez), logra darle frescura a su ya familiar premisa, y mantiene al espectador al filo de su asiento de inicio a fin.
En la ciudad de Detroit, tres amigos que se dedican a realizar robos de mediana escala planean su mayor atraco; uno cuyo éxito significaría la posibilidad de salir de una ciudad en la que no ven futuro alguno. Como verán, de entrada Martínez nos pone en una situación problemática. ¿Debemos realmente estar del lado de tres criminales que planean asaltar a un veterano de guerra que vive en aislamiento desde que su hija falleció tras ser atropellada? Conscientes de la historia del viejo, los tres amigos se dirigen hacia su casa para lo que en teoría debería ser uno de los atracos más fáciles que han realizado, sobre todo después de descubrir que el viejo está ciego.
Las cosas son ligeramente más complejas de lo que esperaban, sin embargo, cuando los tres amigos descubren que el viejo esconde más que solo una suma considerable de dinero en su casa. Pronto, lo que debió ser un atraco sencillo se convierte en una verdadera lucha por sobrevivir que solo se vuelve más emocionante -y retorcida- conforme se va desarrollando.
En mi opinión, lo más destacable de la película son los repentinos y controversiales giros argumentales que nos presenta Martínez. Evidentemente no revelaré dichos giros ya que se arruinaría la experiencia de descubrirlos al ver la película, pero lo que sí diré es que estos son especialmente eficaces ya que logran cambiar continuamente la percepción que tenemos de los personajes a lo largo de la cinta.
Es muy interesante cómo uno como espectador desarrolla empatía o compasión por un personaje debido no tanto a su historia previa, sino a la situación en la que se encuentra actualmente. Una de las ideas centrales de la película, de hecho, es que los seres humanos no somos intrínsecamente malos, sino que nuestras acciones (nuestras maldades) son moldeadas por las situaciones que hemos atravesado. Esta película está llena de acciones y decisiones muy condenables, pero todas son enmarcadas por situaciones tan trágicas y familiares a veces que, sin que ello las justifique, nos ayudan a entenderlas; y a simpatizar con el dolor tan intenso que atravesaron los personajes para llegar a cometer actos tan despreciables.
Esta interesante dicotomía narrativa, además de la genuinamente tétrica atmósfera del filme, lo que principalmente hace muy recomendable a esta película, y la eleva muy por encima de las decenas de largometrajes con premisas similares.
Puedes comprar esta película AQUÍ o verla desde AMAZON PRIME.
Bailarín, escritor, profesor de inglés, intérprete consecutivo a tiempo parcial y cinéfilo a tiempo completo.