Como parte de esta “nueva” modalidad de live action en agosto de 2018 el director Marc Forster recreó una de las más sensibles y tiernas historias como lo es Winnie the Pooh y sus amigos, pero en ésta ocasión es la vida adulta de Christopher Robin la que encabeza el film.
Christopher Robin es un adulto dedicado cien por ciento a su trabajo, situación que sufre en mayor parte su familia, tiene una esposa e hija a quienes siempre, por algún motivo u otro les pospone planes para vacacionar y divertirse.
La situación se complica aún más cuando su jefe le impone un enorme reto para reducir gastos. El ritmo de Christopher da un giro de 180 grados cuando Winnie, su mejor amigo, vuelve a su vida. Winnie está perdido, poco a poco fue “perdiendo” a sus amigos y necesita la ayuda de Christopher para encontrarlos.
Christopher vuelve al bosque de los 100 Acres y poco a poco recuerda todo el mundo de ilusión en el que vivía de niño pero a la vez está agobiado por su trabajo, Winnie le hace ver que a veces hacer nada nos lleva salgo mejor…
Cuando éste film salió a la luz muchos reclamaron el hecho de que los personajes no se parecen a los dibujos animados pero considero que están perfectamente adaptados a la vida real, tal cual sería un peluche.
Winnie Pooh y sus amigos conservan una inocencia tan pura que es imposible no inundarse en ternura con los diálogos de cada uno.
Un claro ejemplo es el desanimado y tierno Igor, que pese a su pesimismo te saca una sonrisa con sus comentarios sarcásticos, o Tigger al que se le puede ver un poco más viejo pero con toda la energía que lo caracteriza.
“Christopher Robin: Un Reencuentro Inolvidable” (2018) tiene los diálogos más reflexivos que pudiese ver en un live action de películas animadas, completamente orientada al público adulto en un intento por humanizar la vida que muchos manejan “en automático”.
Te compartimos esta bella canción del soundtrack de la película:
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Escribo por amor al arte.
