Dirigida por James Marsh y escrita por Anthony McCarten. La película gira en torno a la vida de Stephen Hawking, el importante teórico y divulgador científico que cambió la historia de la ciencia y la tecnología moderna para siempre. James Marsh, basándose en la novela ‘Hacia el Infinito’, escrita por Jane Wilde, la que fuera la primera mujer del astrofísico británico, propone un viaje por los rincones de las relaciones personales, sumergiéndose en los verdaderos motivos que mueven al ser humano a amar y a sacrificarse.
La película narra de forma certera sus logros teóricos, pero no se introduce en ellos ni en su repercusión mundial salvo de forma contextual, más interesados en Jane y Stephen como pareja.
El desarrollo de la narración en perfecta linealidad mediante una estructura convencional y funcional resulta muy efectiva, dado que marca a la perfección la evolución interna del relato y de sus personajes. Marsh, y su guionista, Anthony McCarten, asumen que la mejor manera de proyectar y de narrar la relación del matrimonio es seguir su lógica cronológica, una decisión tan acertada como carente de sorpresas. Aunque en este caso, tampoco resulta necesario porque logran introducir al espectador en la historia de manera cómoda, siendo sencillo acompañar el desarrollo dramático sin problemas, sin desvío innecesarios.
Centrándonos en los actores tenemos a Eddie Redmayne, el joven intérprete que compone a un Stephen Hawking que basa toda la fuerza de interpretación en el descomunal esfuerzo físico que impone el británico para mostrarnos el proceso de deterioro físico de su personaje. Una labor sacrificada y monumental, capaz de llevarnos a los rincones más oscuros del sufrimiento de una persona que desde su silla, siempre ha intentado volar más allá de los límites del universo, en una demostración de tenacidad y valentía digna de elogios.
Por otro lado, nos encontramos a Felicity Jones. El trabajo de la inglesa, desarma al espectador desde el primer instante por la pureza de su composición, y la desgarradora veracidad de sus quiebras emocionales. Jones acude a las emociones más humanas para componer un retrato soberbio de la esposa sacrificada y por momentos, olvidada, que vive buscando realimentar su existencia a través de un amor muy distinto al que imaginaba en un primer cruce de miradas.
La fotografía es evocadora y competente al estar bien trabajada en detalles que son estéticamente acertados y transportan eficazmente al espectador a cada una de las épocas mostradas. La música es intrigante y estimula al público con variados sonidos que van de hipnóticos y emotivos por un lado a inquietantes por otro en un gran acompañamiento musical según la acción.
En definitiva, podríamos decir que estamos ante un biopic con una estructura al uso, sí. Pero es un biopic, escrito con sutileza y atención, está bien llevado a escena y guarda multitud de potentes matices. Erra en cebarse demasiado en los romances en algunos minutos, pero no quita para que estemos ante un drama estructural recomendable.
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¿Quieres seguir leyendo sobre La Teoría Del Todo? Nuestro colaborador Sergio Salazar también tiene una reseña de ésta película: LA TEORÍA DEL TODO – RESEÑA
Soy un chico que trata de dar un punto de vista diferente sobre el maravilloso mundo del cine.
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