En muchas oportunidades, ver los modos operantes de una justicia raída y decrepita, de accionar mezquino y conveniente, nos introduce en el sendero de comprender que las culpabilidades o veredictos, mas allá de los tenores mayúsculos o menores que puedan poseer, parten a ciencia cierta de los intereses reales de un sistema caduco y oportunista.
Este trabajo muestra nuevamente al andamiaje conspicuo y garantista de modos y formas de proceder de autoridades supuestamente probas y dignas. Tanto su director, Sebastián Schindel, quien posee trabajos de relevancia como «Mundo Alas» o «Patron«, como el guionista Pablo Del Teso, logran con acertadas formas conducir este thriller judicial, apoyado en actuaciones de jerarquía y credibilidad.
El mismo relata la historia de un matrimonio, residentes en un barrio lujoso de Buenos Aires, que viven junto a la empleada doméstica y su hijo de tres años, en un ampuloso departamento. Sus vidas comienzan a sacudirse cuando su propio hijo, de 35 años y con quien tienen una relación conflictiva, debe sostener una duro y problemático proceso judicial.
Los ribetes familiares comienzan a deshilacharse muy lentamente, abriendo disímiles costados de pensamiento. Por un lado, una sexagenaria mujer de clase acomodada, que debe ingresar en un diferente plano vital al que estaba acostumbrada sostener, abandonando ciertos modismos clasistas para dar paso al descubrimiento de valores tal vez mas importantes que el amor incondicional de madre.
Por el otro su marido, estereotipo fiel de aquellas personas que poseen una practicidad singular ante hechos de suma importancia que requieren un comprender diferente y un sentir más profundo
La eclosión del devenir vital lineal es provocada por un hijo con severas problemáticas y descarriada vida. Y un misterioso secreto que posee una escena que se anticipa sangrienta, reiterándose en varias oportunidades de la obra.
Los devenires del desgaste emocional y económico de la familia en cuestión, pone de manifiesto de modo artero el ciclo conductivo de un segmento social, y la diferenciación de su antagonismo, a la hora de fallos certeros que produzcan lógica y aquella palabra simbólica, tan usada y tan poco practicada en esta latitud: Justicia.
Cuatro presencias actorales aportan credibilidad y consecuencia a la historia y brindan la fuerza que requiere un film a la hora de establecer carácter e hidalguia.
Cecilia Roth y Miguel Ángel Solá, como la pareja de padres, Sofía Gala Castiglione como la ex nuera, actriz en permanente crecimiento profesional y Yanina Avila, en una dignísima y clara actuación entregan interpretaciones justas constituyéndose como puntales fundamentales del relato.
Otra obra de reflexión, dentro de un marco de suspenso e intriga.
La severidad de la justicia que mira y no ve, entre pasillos de expedientes eternos, de caracterización de un poder obsoleto, quedando al desnudo la farsa judicial.
Aquella que extrapola límites y que corona al pudiente condenando al necesitado.
Hasta que de la honestidad real surge como un haz de luz, mostrando el costado más agudo de los abusos intrafamiliares, de la violencia de género, y de los comportamientos abusivos que nuestro sistema social debe erradicar para poder ser más libres. Y que todo sea de una buena vez, justo.
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Crítico cinematográfico especializado en Cine Argentino.