Existe una fábula muy particular llamada “La cigarra y la hormiga”. Una breve narración que cuenta la historia de una hormiga trabajadora y esforzada, y una cigarra, de cara al sol y descansando todo el tiempo. Así sobreviene el invierno, y la holgazana cigarra, desesperadamente le pide ayuda a la hormiga, puesto que el intenso frío estaba congelándola y no tenía lugar donde habitar.
Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá? – responde la inquieta hormiga –
– Cantaba y cantaba bajo el sol – contestó la cigarra.
– ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno -Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección…
La lección social en el mundo de los adultos, muchas veces invierte el significado de esta fábula.
En reiteradas oportunidades, aquellos que trabajan para incrementar el sistema patrimonial del empleador, quedan fuera de un sistema conspicuo, siendo meros números a merced de un destino que no condice con el sentido real y la empatía humana.
La fábula citada al comienzo se integra dentro de una reflexiva escena de este maravilloso trabajo, un momento en el cual Santa, el protagonista del film, relata a un niño la misma. Y en su interpretación, mora la clave estructural de orientación real de la obra.
“Los Lunes Al Sol” pone de manifiesto la situación de un grupo de desocupados a comienzos del siglo Veintiuno, en la hermosa ciudad costera de Vigo, y las protestas masivas por los despidos en masa.
El día a día de un grupo de amigos en situación de exclusión laboral, pone en el tapete lo injusto de las políticas de industrialización, que de la mano de monopolios extranjeros, comenzaban a tender sus redes y oprimir a miles de trabajadores, que de cara al sol, hasta las días Lunes, debían contemplar como la vida misma no les brindaba una segunda oportunidad.
Fernando Leon de Aranoa, su director, y guionista en conjunto con Ignacio del Moral, construyen una proyección de personajes justos y sentidos, con una cintura singular para desarrollar un film Social, de denuncia desde el lado más humano a través del significado de las problemáticas de sus protagonistas, que de modo sencillo se muestran dentro de un contexto difícil, intentando socavar toda amargura y no llegar al límite de la caída personal, sin inundar la narrativa de modo panfletario e idealista, aquello que tanto vulnera al que transcurre o haya atravesado el flagelo de la desocupación laboral.
Demarcando la antigua y tangible idea del trabajador defendiendo sus derechos a través de la unidad, y que tan solo la construcción de la conciencia para fortalecerse dentro de un esquema en extremo salvaje y materialista podrá liberarlos, resulta convincente y pleno, realizado dentro de una significativa charla en el bar de reunión cotidiana, ampliando el concepto hacia la veraz reflexión.
El andamiaje actoral, corona una de las más bellas realizaciones del cine Español contemporáneo, generando realismo y reflejo en cada uno de ellos.
Javier Bardem y Luis Tozar en los roles protagónicos. Santa y José respectivamente. De disimiles personalidades, de caracteres entrañables y épicos, desplegando su conocimiento y oficio del rol exacto, y párrafo aparte merece Jose Angel Egido, en el carácter de un Paulino entrañable, quien nos hará recordar a Daniel Blake, el personaje de la inmensa obra de Ken Loach, que con sus miradas y sus gestos, conmueven erigiéndolo como un puntal firme en la realización.
Multipremiada en diversos festivales internacionales, posee un carácter de relevancia sincera y emotiva, desplegando un abanico de emociones y análisis de la siempre postergada, vulnerada y excluida clase trabajadora.
Y aquella frase representativa que enmarca la apertura y el cierre del trabajo.
Qué día es hoy?…Tal vez hoy podría ser el día exacto para entender al prójimo, al necesitado, a través de esa tan sonada palabra del modernismo: Empatía.
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Crítico cinematográfico especializado en Cine Argentino.
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