Aterrados – Reseña CinReservas

Como mortales poseemos inexorablemente una extrema necesidad cuando nos encontramos en penumbras: La de entronizar de modo urgente un haz de luz que quite el estado de sombras y temor.

Aquella luz que nos pueda guiar y conducir, dentro de un terreno sombrío y difuso. Y si de luz se trata, de este trabajo que refiere a situaciones paranormales dentro de ámbitos cerrados, difusos y densos, converge un brillo que por antonomasia posee, reestructurando y engrandeciendo un género bastante bastardeado: el del cine de terror.

Una mini épica del conurbano Bonaerense se sucede en este film. De escaso presupuesto, sosteniendo las limitaciones que esos avatares poseen, que transcurre la acción en la zona oeste, aquella que posee similitud a lugares del interior estadounidense y nos hará recordar de modo directo al clásico del estilo llamado “Halloween” (1978)del encomiable John Carpenter, posee dos estructuras que se ubican a ambos lados de una calle. Así el ejercicio de la narración visual se va convirtiendo en eje central de suma importancia, que realmente sorprende.

El relato se centra en experiencias paranormales que se suceden en dos hogares, vecinos que comienzan a atravesar misteriosas experiencias paranormales, gente que desaparece sin dejar rastro, invisibles y extrañas entidades, movimientos magnéticos, y un policía a punto de retirarse que acude a un psíquico muy particular, muy porteño por cierto, para dar a luz un suceso cargado de dramatismo.

A ciencia cierta, el género del horror es el que más se acerca al sarcasmo, o a los límites del absurdo. Pero cuando está bien realizado, cuando se denota el trabajo y la intención, posee aristas de importancia e interés, tocando las fibras más íntimas y generando sensaciones muy particulares.

“Aterrados” (2017) en su totalidad, generara esas emociones perdidas, construida desde planos de relevancia visual y sonora, cuidando detalles desde una línea argumental por cierto interesante y de fuerte suspense, evitando lugares comunes y recurriendo al “Gore” (género cinematográfico donde la estética es muy violenta y sangrienta) con sutileza, sin generar una sensación desagradable o morbosa.

Demian Rugna (“Malditos sean!” (2011); “No sabes con quien estás hablando” (2016)) aborda como director, guionista y músico, su opus 3, dejando todo de si junto a su equipo técnico. Duras son las condiciones en nuestra región para filmar, y compleja la situación anímica que se produce en el camino de generar un trabajo y poder dignamente difundirlo. Pero por añadidura, toda obra genera frutos importantes cuando se cimienta con solidez, honestidad y diferencia.

Así, el film llegó al reconocido cineasta y guionista mexicano Guillermo Del Toro, que se maravilló con el trabajo, siendo también ponderado por el mismísimo Steven Spielberg, y la propuesta de realizar una remake de su trabajo adaptada al mercado norteamericano.

El cineasta logra generar estados de atención permanente, sin baches ni caída de dinamismo, montando un producto completo y revelador, generando un concepto: Los directores del género no son un gueto de freakies entusiastas con ganas de hacer una película, se han profesionalizado y generan productos premiados en diversos festivales y contemplados por la industria de plano.

En el plano actoral, elenco de primera que da vida a una extraña historia. Elvira Onetto en el rol de una psíquica singular, Maxi Ghione en un rol a su medida, dando vida a un policía a punto del retiro de la fuerza y el sólido primer actor Norberto Gonzalo, interpretando a un psíquico muy particular y sumamente Porteño.

La obra sale del centralismo que nos genera la humillante realidad que nos muestra seres demoníacos, sumidos en elegancia y normalidad, integrantes del peor terror concebido, y enorgulleciendo nuestra condición de observar y disfrutar a un joven que con garra e idea, nos hace ver el horror desde el arte y la sutileza, desarrollando una obra magnífica y relevante.

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