Una pieza compleja de cine sci-fi contemporáneo
Nunca hay que olvidar que el ser humano es también un animal. Una criatura capaz de reconocerse a sí misma y estructurarse de forma que evoluciona y cambia. Al mismo tiempo, ante el más avanzado sentimiento de superioridad, existe un eslabón que nos conecta con la parte más visceral de nuestra existencia: el instinto de supervivencia.
Jonathan Glazer recluta a Scarlett Johansson para contar una historia universal: la búsqueda de la identidad. Pero esta sucede en un lugar alejado de Escocia, donde la mismísima Johansson ronda las calles en búsqueda de contacto masculino. Los hombres, que desconocen su identidad, actúan de forma natural a sus atributos y eso es justo lo que se necesita para “Under the Skin” (2013).
La ficción se mezcla con la fantasía una vez que los hombres están a bordo de su camioneta y ella les pregunta directamente si están interesados en ella. Una cita de una noche es una trampa mortal elaborada por extraterrestres que desean lo más preciado de la raza humana: sus pieles. La ‘mujer’ bajo la piel de Johansson comienza a despertar a la naturaleza humana.
El observar el interés de los hombres en ella, algunos abusivos y otros consoladores, la hacen cometer errores en su misión y es entonces que pone en riesgo la operación de su especie. Se dará cuenta que la belleza como característica predatoria tiene sus repercusiones.
Glazer arma un thriller lento, que se entrega a la experiencia documental, un experimento entre guión e improvisación. Su estilo narrativo utiliza espectaculares paisajes, planos abiertísimos y rigurosa inexpresividad por parte de su elenco. Aún así, la lentitud en conjunto con una genial banda sonora mantiene al espectador preguntándose de qué se trata esta película.
Los depredadores se dotan de armas, como la belleza, para atraer a sus presas. Cuando el depredador se pone el disfraz de presa y comienza a actuar como una, ahí es donde encuentra su final. Es decir que el ser humano, al tener una identidad, es depredador y presa al mismo tiempo.
Una pieza compleja de cine sci-fi contemporáneo, con una fotografía impactante y definitivamente dentro de lo mejor en el cine este año. La desnudez de Johansson es la excusa del frívolo y la tesis sobre belleza e identidad se la quedarán los muy clavados. Una película independiente que vale muchísimo la pena.
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