Batman: El Caballero De La Noche

Tres años después de Batman Inicia, Christopher Nolan volvió a alzarse en 2008 en la gran pantalla con su secuela, una que la redondearía, que la eclipsaría y que se convertiría en la que, para muchos, representa la mejor película jamás creada en el género súper heroico de imagen real: El Caballero de la noche.

La historia es por lógica, más oscura. Conforme avanzamos en la historia, esta se muestra cada vez más turbia y tétrica. Pero está en su progresión natural. Nolan y el equipo técnico vuelven a cautivarnos con emocionantes escenas de acción; brillantes planos y secuencias con el personal toque del director, un sentido del humor bizarro; una tensión asfixiante que poco a poco se va desenvolviendo conforme pasan los minutos.

Las virtudes de «The dark knight« (El Caballero De La Noche) nacen de sus propios defectos, y viceversa.

La agilidad de la trama, los giros argumentales, fruto de la propia naturaleza del personaje interpretado por Heath Ledger, otorgan a la película su gran baza a la hora de entretener, pero hacen que el contenido profundo de la misma haga aguas por todas partes. En muchos momentos, la artificiosidad en los planteamientos, y la velocidad con que son propuestos resulta como mínimo, desafortunada, cuando no pretenciosa.

Condensar tantos cómics y armar un puzzle de forma lógica y coherente es complicado; pero más aún es presentar tantos personajes y hacerlo dándole profundidad y humanidad a todos y cada uno de ellos. Los tres protagonistas de la función son Joker, Harvey Dent y Batman, pero no se quedan atrás los secundarios. Interpretados con convicción por dos de los mejores actores jóvenes vivos (Christian Bale y Aaron Eckhart), y por uno fallecido, Ledger, que destapa aquí una interpretación extraordinaria.

Mención aparte merece el brutal Joker por el que Heath Ledger será recordado.

La esencia de éste sádico y perturbado payaso se refleja magistralmente en la pantalla de cine dando lugar a uno de los villanos más memorables que se han visto en una sala. Su Joker resulta tan repulsivo como hipnótico; asusta tanto como atrae, en su locura uno reconoce los más bajos instintos humanos, no tiene nada que perder porque nada tiene; así que la irracionalidad de sus actos solo busca instituir un mundo lo más parecido al apocalipsis donde su comportamiento demente sería la norma generalizada aceptada por todos. Si la película es tan grande se debe en mayor parte a la labor de Heath.

Todos los personajes han evolucionado. En especial el de Batman. La historia está muy apegada a la novela gráfica. Quizá se esperaba un poco más en la profundidad y resolución de Harvey Dent (2 caras), pero funciona magistralmente como un ser que es vital para la paz de la ciudadanía de Ciudad Gótica y su consecuente tragedia.

El Caballero Oscuro (El Caballero De La Noche) funciona, al mismo tiempo y sin perder un ápice de calidad, como secuela, como adaptación y como película, y puede ser vista, disfrutada y analizada desde las tres perspectivas manteniéndose en lo alto.

Christopher Nolan entiende este universo. No sólo comprende a Batman, si no también capta las motivaciones de Bruce Wayne donde nos adentra en sus ideales y sentimientos llevándonos a pensar sobre lo que verdaderamente es bueno y malo.

Con decisiones duras pero sabias. Con un final de antología. Y con uno de los mejores villanos que el cine haya dado en toda su vida. Es una obra que traspasa todo hasta convertirse en una estrella que brillará por siempre.

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