Existen tiempos y momentos en el devenir histórico de una nación en los que urge creer, dejar de lado utopías, cosas no concretas para, en cierto modo, volver a creer.
A través de hechos concretos, de seres que han arriesgado su vida en pos de un ideal humano más que político, surgió casi a mediados del siglo pasado un personaje singular, de particular actitud, aquellos de los pocos que han predicado con acción y ejemplo, de baja estatura física pero de gigante concepto social. Cipriano Reyes era su nombre.
Marcelo Gálvez, realiza el guion y dirige “Cipriano: Yo Hice El 17 De Octubre” (2011), esta obra basada en la novela de Reyes “Yo Hice El 17 De Octubre”, con total consecuencia de aquello a mostrar delimitando las tomas con sobriedad e inteligencia; y pese al poco presupuesto, logra encausar una pequeña épica en tiempos convulsionados; poniendo en evidencia los momentos previos a un hito de suma importancia para nuestra historia.
El film narra los días previos a la movilización obrera del 17 de octubre de 1945 donde los trabajadores conducidos por Cipriano se dirigieron hasta Plaza de mayo para pedir la excarcelación del por entonces Coronel Juan Domingo Perón que a cargo de la Secretaría De Trabajo Y Previsión, beneficiaba al pueblo trabajador.
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El trabajo no cuenta con una batería de recursos técnicos pero sí, con una gran y fuerte historia, de aquellas que resulta de importancia conocer, o refrescar de cara a conocer un poco más el nacimiento de un controversial movimiento político y social.
Y todo ronda a través de la estructura del dirigente sindical. Un hombre que cumplió todos los requisitos y pasos correspondientes para, por ejemplo, llegar a ocupar una banca en la cámara de diputados; y señala de modo correcto la etapa de la construcción y lucha de una filial sindical del gremio de la carne; y el eterno problema por independizar el comercio del producto de los monopolios extranjeros, que como bien sabemos y como se reitera una y otra vez en nuestro rigor histórico, fue manejado de modo inescrupuloso y despótico por aquellos intereses foráneos que tanto malestar generaron en nuestra tierra.
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El frigorífico Swift y su interior casi de esclavitud laboral sostienen el marco justo para conocer la historia.
Mujeres que ni siquiera podían abandonar su puesto laboral para dirimirse al baño, horas laborales excesivas y poca paga. Un lugar donde el picadillo solía ser el producto más generado.
Picar ideas y sueños de trabajadores, dentro de un régimen de severidad y absolutismo. Y Cipriano enfrentando a la maquinaria.
De modo correcto se va desarrollando el avance de su lucha y su misión mediante pequeñas conquistas sin jamás traicionar a su gente; y manteniendo su postura irrevocable ante la jerarquía sindical; como así también su relación familiar, el peso y sostén de su mujer y sus procederes de vehemencia y contemplación al prójimo.
Su trascendencia contiene tantos ribetes de honestidad y sacrificio, que hasta se llegó a enfrentar con quien de modo irrestricto sumó apoyo, sufriendo situaciones dramáticas en un segmento de la trayectoria del fundador del Partido Laborista.
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Cabe destacar en “Cipriano: Yo Hice El 17 De Octubre” (2011) el diseño de arte, vestuario y una labor técnica interesante desde una narrativa que deja a las claras la trayectoria de un hombre de compromiso social y actitudes claras; sumando un elenco conciso y comprometido con la temática.
Sebastián Ienco; Edgardo Desimone; Carlos Berraymundo; y José Luis González Prieto sostienen el derrotero de un verdadero patriota anticolonialista.
Luciano Guglielmino se pone el traje de Cipriano Reyes con altura. Estudiando el personaje en profundidad.
Sumando aquel modo particular de caminar acelerado; su temperamento y la usual carraspera al hablar que lo caracterizaba, en una labor actoral única y sincera que sin dudas será recordada.
Transitamos momentos difíciles, donde abundan los ídolos de barro; mezquinos personajes que acaparan las líneas más profundas del significado político, destruyendo las mismas por intereses propios.
Y tal vez, para no dilapidar la poca esperanza que puede quedar, rescatar y difundir estas historias de tenacidad y sacrificio sirven como puntal central a la hora de abordar con mayor celeridad la responsabilidad que cada uno posee, en el camino de la construcción de una mejor nación y un futuro promisorio para las nuevas generaciones.
Y el cine argentino como siempre, carril de vínculo explícito con aquello que urge cambiar mediante sus historias de héroes y antihéroes, a través del desarrollo serio de las causas importantes.
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Crítico cinematográfico especializado en Cine Argentino.
