Easy Rider: El Espíritu Norteamericano De Los Años 60 – Opinión

Easy Rider: El Espíritu Norteamericano De Los Años 60 – Opinión

Corría por entonces el año 1969 y el cine de a poco comenzó a reflejar en imágenes esta búsqueda de placer y libertad. Con “Easy Rider”, el cine nos muestra el final de una década llena de energía política y alzamientos sociales.

Peter Fonda fue el protagonista principal de “Easy Rider”, con esta road movie se impuso y  convirtió en símbolo icónico y emblemático de toda esa revuelta sociocultural. Tuvo una carrera marcada por este papel, que lo constituyó en la imagen del  joven motoquero. Hijo del actor Henry Fonda, hermano de Jane Fonda y falleció en su casa en el 2019.


“Easy Rider” (1969) Peter Fonda y Dennis Hopper

El poster de “Easy Rider”.

Peter Fonda junto a Dennis Hopper (actor y director de la película) y Jack Nicholson; “Easy Rider”  es un viaje de motoqueros por carreteras con un destino fijo. Sus corridas entre pueblos y montañas son algunas de las escenas más reconocibles de la historia del cine de Hollywood.

“Easy Rider” se hizo con solo $384,000 dólares y en siete semanas, entre Los Ángeles y Nueva Orleans. Fue un éxito que marcó el camino para el cine independiente y de bajo costo.


“Easy Rider” (1969) Peter Fonda y Dennis Hopper

Eterna redención.

Peter Fonda fue casi toda su vida, Wyatt, el rostro californiano con campera del Capitán América y  casco de barras y estrellas. Dio toda su vida entrevistas recordando anécdotas de aquel rodaje.

“Menudo viaje”, de una habitación de motel en Toronto en el 67 a armar ruido en la costa de Cannes en el 69. Una carrera loca por las escaleras del Palais hacia los libros de historia del cine. Buscábamos América. ¿La encontraríamos hoy? No lo creo. ¿Realmente la cagamos? Por supuesto. 50 años después, ¿la seguimos cagando? Por supuesto

Peter Fonda

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Wyatt (Peter Fonda) y Billy (Dennis Hopper) recorren un país cercado por el odio y el fundamentalismo. Se enfrentan a la agresión blanca y sureña que los desprecia y ataca, y a la de algunas comunas hippies que les desconfían. Montados en sus motocicletas cruzan el sur de Estados Unidos. Su único objetivo es asistir al carnaval Mardi Gras en Nueva Orleans. Se financian para esto traficando cocaína en la frontera Mexicana.

En las imprescindibles paradas, el film incorpora personajes que entran y salen de la trama. Son  arrestados en uno de esos pueblos por desfilar por la vía pública sin autorización. Un abogado alcohólico  (Jack Nicholson)  los saca de la cárcel y se les  une al recorrido por un tiempo.

La solitaria carretera asfaltada es metáfora de una realidad que desagrada y de la que escapan. Marcada a fuego por Vietnam y los magnicidios de los Kennedy, hay una juventud disidente que se mueve al ritmo de la música  rock.

Dennis Hopper dirigiendo la película junto a su cinefotógrafo.

“Easy Rider”, a pesar de sus errores técnicos y su aspecto tiene  un valor testimonial. Esto lo marca su desenlace trágico y moralmente aleccionador. Allí se sepulta aquello que no se acepta ni tolera.

Los protagonistas parecen solo querer viajar y recorrer. Sus charlas alrededor de un fuego reparador  responden a sueños idílicos  o deseos casi banales. En su viaje son discriminados en un bar y solo tolerados, por un tiempo, en una comunidad hippie. La marihuana y las mujeres son  los únicos placeres a los que no están dispuestos a renunciar, por el resto, el camino proveerá.

Junto a dos chicas tienen sexo entre las lápidas de en un Cementerio. La escena describe con colores y movimientos de cámara toda la estética psicodélica de la época. Imágenes casi oníricas  se superponen y enmarcan el «viaje con ácido» que experimentan. Un desafío a los cánones culturales de la época,  en una secuencia que  hasta allí era  impensable para una película.


El ocaso de cultura monolítica.

Así como la revolución cubana despertó en toda Latinoamérica sentimientos de lucha política,  en norteamericana hizo lo mismo por el lado del arte, la cultura y las reivindicaciones de los derechos civiles de las minorías

Sus grandes metrópolis fueron y serán más permeables al intercambio cultural,  y a incorporar ideas y pensamientos surgidos en otras latitudes; quedando en el resto del país profundo poco margen para la amplitud y la apertura


“Easy Rider” (1969) Peter Fonda y Dennis Hopper y Jack Nicholson

La música se hace más fuerte y molesta…

De manos del rock; el pacifismo; el amor libre y sobre todo del consumo de drogas, la juventud de cada pueblito rompió como pudo con esos esquemas conservadores e impregnados de religiosidad. Así se animaron a pensar una sociedad diferente a la de sus padres.

Primero fueron detrás del jazz y luego del el rock. Entendían el patriotismo de otra manera y no cargando un fusil en Vietnam  y haciendo de la guerra.


“Easy Rider” (1969) Peter Fonda y Dennis Hopper

El mercado no queda afuera y hace su negocio.

La imagen de Peter Fonda con las piernas extendidas sobre su Harley-David, pintada con los colores de la bandera estadounidense, es un emblema del cine de la época. Una foto a la que la economía de mercado no perdió la oportunidad de ponerle  precio. Un ejemplar de esa moto se subastó por 1,35 millones de dólares en 2014. También los actores son deglutidos por un sistema que los instala como diseños de remeras. 


“Easy Rider”: La moraleja

El vacío que nos queda cuando desde un camión les disparan, sin otro pretexto que el odio al diferente que no se adapta, simboliza una sociedad americana monolítica e imposible de aceptar el  desapego a lo material. El sueño americano debe tener una meta y esta de ninguna manera  tendrá la simpleza de un “eterno” viaje en moto.

La sociedad espera de su juventud determinadas aspiraciones laborales y familiares, y las de  Wyatt y Billy son inaceptables. La escena final intenta poner las cosas en su lugar. Dos camioneros serán los guardianes de la moral y le disparan a los motoqueros hippies, que  amenazan las tradiciones culturales de la “nación”. La  violencia se hace escena  y el sueño de miles de  jóvenes norteamericanos es sepultado en el asfalto, en un final aleccionador para  propios y ajenos.

Sin embargo nada termina definitivamente en el arte de “Easy Rider” continúa girando por  carreteras imaginarias, hasta nuestros días.


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