Sin duda estamos viviendo uno de los momentos más fuertes y que nos dejarán huella en la humanidad de por vida.
Y podría ahondar más acerca de ese tema. Pero aquí estamos para hablar de lo que nos apasiona a todos, el cine. En especial para el cineasta independiente en los tiempos de COVID-19.
Imagino un futuro, no muy lejano, donde muchas de las producciones ya sean referentes a la pandemia o no, estarán marcadas por la presencia del cubrebocas dentro de su argumento. Veo claramente escenas de comedia en donde el cubrebocas sea un personaje principal o el causante de algún conflicto dentro de la historia, hasta producciones de terror en donde el COVID-19 evolucione al puro estilo de Jurassic Park o Freddy Krueger. Quizá estoy exagerando, pero uno nunca sabe lo que la cuarentena ah podido afectar en la mente de los guionistas.
En mi experiencia como nuevo cineasta independiente en los tiempos de COVID-19, se convirtió en principio en un enemigo más a enfrentar en el camino hacia la distribución.
Ya les escribiré un artículo acerca de las peripecias que, uno, como cineasta nuevo, debe enfrentar para lograr distribuirla. Bien, retomemos este artículo; La pandemia cerró cines y con ello arrastró cual ola gigante una serie de consecuencias económicas para quienes dependen directamente, o como yo, indirectamente de ello. Los cines dejaron de estrenar, si ya antes era complicado, con los cines cerrados, ya se imaginarán. En mi caso, ya teníamos un acuerdo para un estreno, el cual se vio derrumbado y nos quedamos solo con la ilusión de estrenar. Pero no todo fue un panorama negro y oscuro. Bien dicen que al mal tiempo buena cara, y es lo que hicimos nosotros, aprovechar la oportunidad.
Debido a la falta de cines abiertos, las compañías de streaming comenzaron a buscar más y nuevos títulos para incluir en su catálogo. Y no es para menos, si eres una persona con la fortuna de contar con una conexión a internet y poder pagar una mensualidad de streaming, sabrás que la pandemia nos hizo devorar contenidos a la misma velocidad que devorábamos el contenido de nuestro refrigerador. La oportunidad se abrió, muchas pequeñas compañías de streaming comenzaron a florecer y la oportunidad de mostrar nuestro contenido se hizo mucho más accesible.
Para no aburrirlos con el tema, nosotros aprovechamos la oportunidad y decidimos estrenar en digital. Si, si. Aún tenemos, o por lo menos yo como cineasta tengo la espinita clavada de estrenar en un cine con butacas rojas y con olor a palomitas. Comiéndome las uñas mientras cientos de ojos degustan mi historia. Pero, así como todos con este virus, aprendí a adaptarme y agradecer esta nueva oportunidad.
¿Será el final de las proyecciones cinematográficas en salas de cine?
Lo dudo mucho, si bien aún nos queda mucho camino y el futuro por ahora es incierto, ver una película en cine sigue y seguirá comparándose con el olor que te brinda al abrir un libro nuevo. Quizá me equivoco, ¿tú qué opinas? Si les parece de esto hablaremos en letras posteriores.
Como recomendación final, “Pide al tiempo que vuelva” (1980), ya me contarán que les ha parecido y si tienen tiempo “El Día Que Me Perdí” (2020), una película que se estrenará el 25 de noviembre del 2020 escrita y dirigida por su servidor. Mientras tanto llega el día del estreno, dejaré crecer mis uñas, para poder comerlas ese día de los nervios de estreno.
Corte a negro…
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