Copia Certificada – Reseña

Copia Certificada – Reseña

El cine es intimidad. Cuando las luces se apagan y la historia inicia, se crea un diálogo privado entre el espectador y los personajes.

“Copia Certificada” (Copie Conforme, 2010) es un claro ejemplo de ello.

El reconocido director iraní Abbas Kiarostami nos regala con este drama enmarcado en la Toscana, un vistazo al interior de una relación que se crea ahí mismo, sobre la pantalla.

“Copia Certificada” (Copie Conforme, 2010)

“Copia Certificada” comienza con la presentación del libro de James Miller (William Shimell) quien pone sobre la mesa la teoría de que las copias, en el arte, llegan a ser muchas veces más importantes que la obra original.

En esa presentación está ella, Juliette Binoche (y digo ella, porque su personaje no tiene nombre), dueña de una pequeña tienda de reproducciones de arte, quien parece fascinada por la teoría del autor. Sin embargo, no puede disfrutar la presentación como quisiera: su hambriento hijo adolescente le hace el rato difícil hasta que logra sacarla del lugar para que lo lleve a comer.

Pero ella no está dispuesta a perderse la oportunidad de hablar con el escritor y le deja sus datos al traductor de la obra para que le concierte una cita.

“Copia Certificada” (Copie Conforme, 2010)

El encuentro se da. Ella está encantada. Los dos personajes salen en un paseo dominical rumbo a un pueblo cercano que exhibe en una de sus galerías una obra que fue apreciada durante años como original, y que ahora es venerada por saber que se trata de una copia.

Y es en ese paseo donde surge la magia, el conjuro que nos coloca en el corazón mismo de una relación que se mueve entre la realidad y la ilusión.

“Copia Certificada” (Copie Conforme, 2010)

Aquí, la pareja entra a un local para beberse un café. James recibe una llamada y sale a contestar dejándola a ella sola. La dueña del lugar (Gianna Giachetti) asume que son marido y mujer y ella le sigue la corriente.

Cuando James regresa, ella le explica la situación, a lo que él contesta: “Claro, es obvio que hacemos una buena pareja” y a partir de ahí, se inicia un juego profundo, personal que nos atrapa en la relación de 15 años de estos personajes que comienzan a vivir esta historia como su realidad.

La actuación de Juliette Binoche es extraordinaria, viva, auténtica.

La pareja discute de su relación, de las ausencias, del hijo, de la falta de atención, de cómo se ha diluido su amor con los años, del mal vino.

“Sería estúpido sentirnos miserables por culpa de un ideal”, había dicho la dependienta.

Llega un momento que como espectadores nos preguntamos si es verdad o es mentira éste vínculo, si es original o una copia.

El final de la cinta es una interrogante deliciosa, privada, secreta. Una “Copia Certificada” que se impregna en quien la mira. Espero que la disfruten.


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