Estimados cinéfagos, se acerca el 14 de febrero. Veo, a lo lejos, una abominable avalancha de reseñas, críticas y listas prescriptivas con “lo mejor del cine romántico” para pasarla abrazados viendo amores y rupturas ajenas; mientras, uno se regodea de su felicidad, impronta, como buen ser humano que se esconde tras las ficciones reconfortantes; por ello, hoy les traigo una recomendación por partida doble de dos episodios de “Black Mirror”: “Hang The DJ” (2017) y “Vuelvo Enseguida” (2013).
“Black Mirror” es una asombrosa serie de la que ya hemos conversado, que se mantiene a la vanguardia de nuestras pesadillas tecnológicas.
En el caso de “Black Mirror: Hang the DJ”, los 52 minutos versan sobre una serie de búsquedas amorosas; (en un ecosistema cúbico perfecto en el que no existe el trabajo, la pobreza o los problemas mortales); y una aplicación que te “empareja” con personas seleccionadas según tus gustos y manías.
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Amy (Georgina Campbell) y Frank (Joe Cole) son parte de este programa amatorio; que les hace coincidir en su primera cita y los desilusiona tras doce horas de convivencia apacible; el sistemita controlador se ayuda de guías electrónicos, encapsulados en ruedas portátiles, que informan sobre la fecha de expiración del vínculo.
Así, todo mundo confía en su pantalla y en los minutos exactos que estas arrojan; no hay cuestionamientos, solo seguimientos ciegos dentro de una sociedad que se dirige hacia la superficialidad y el rechazo ante aquellos que osen ser humanos y salgan de la medida justa.
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Los protagonistas se separan y experimentan más relaciones fugaces; (aun cuando su duración marque años enteros, la sensación es de vacío total); dentro de la plataforma.
Pasadas las primaveras, los amantes se reencuentran y Frank comete el gravísimo error de consultar en solitario su fecha de caducidad; acto que jode el contador y merma su tiempo juntos.
Ya Wong Kar-Wai hablaba a mediados de los noventas del agente perecedero a través de latas de piña en “Chungking Express” (1994); y es que es una eventualidad natural en nuestras vidas protocolarias: el fin del goce.
Por ello mi predilección hacia este episodio minimalista que, a través de sus fotogramas con grandes espacios abiertos y pequeñísimos carros de golf; denota la poca relevancia de nuestros problemas de corazón para el orden universal.
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Sexo insensible; gente reemplazable; incapacidad de decisión propia; insensibilidad; infiernos contra natura; falta de espontaneidad y reacciones wannabe; conforman este relato futurista que desemboca en algo verdaderamente fascinante y liberador que, por respeto a su visionado, no voy a revelar aquí.
Por otro lado, “Black Mirror: Vuelvo Enseguida” se acerca más hacia la lucha en contra de la soledad y el dolor; pues Martha (Hayley Atwell) es alejada, repentinamente, de Ash por el destino, gracias a un accidente automovilístico.
En el funeral de este hombre joven (Domhnall Gleeson); una amiga de la pareja le recomienda a Martha una aplicación milagrosa que le permitirá “estar en contacto” con Ash; no es otra cosa que una inteligencia artificial que reúne información sobre los difuntos y les “da vida” a través de un chat.
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Las cosas escalan hasta el punto en el que Martha decide dar el descabellado siguiente paso: una fiel réplica plástica de Ash.
Con mapas digitales, sustancias viscosas, soluciones mágicas pero indolentes y una estética gélida (diferente a la de “Spencer” (2021) de Pablo Larraín; porque en vez de temible y misteriosa, esta es simple y adecuadamente deprimente), “Vuelvo Enseguida” se ha convertido en uno de mis capítulos favoritos.
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De no soltar, de no querer olvidar; es una historia magnífica sobre la imposibilidad ante el cambio abrupto, sobre las vidas rotas; inmiscuidas en temas “sci-fi” que les agregan un espeluznante toque de desesperanza pura; que le recuerda, sin cesar, a Martha, que ningún poliuretano le puede regresar a su pareja y menos ser él.
Así me despido, queridos cinéfagos, encomendándolos a estas microficciones, que seguro se acercan más a la realidad que cualquier “blockbuster” de temporada; próximo a estrenarse por streaming.
Felices visionados, a recordar que todo pasa por una razón.
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