Convaleciente – Reseña

Convaleciente – Reseña

Si existe algo que caracteriza a nuestro cine argentino, es el desarrollo de la condición humana más profunda, de los devenires familiares y los modos directos de nuestra tan particular idiosincrasia.

Existen un sin número de obras que van retratando aquel costumbrismo que dio rodaje y gloria a nuestro arte a nivel internacional. Y entre ellas esta “Convaleciente” (2021).

Comienza de modo tangencial a ser parte de todo ese bagaje cultural; un film que de modo directo y realista; de forma clara y concreta, hace reflejo inmediato de una problemática tan continua que se produce en varias familias: El desencadenar tormentas, mediante un evento de celebración.

“Convaleciente”  (2021)

“Convaleciente” (2021) posee todo aquel condimento para ingresar al camino de los filmes netamente representativos.

Generando una matriz sentimental en cada secuencia; inyectando esa sensación de que algo está a punto de estallar; mediante lo simbólico de sus personajes y el clima de liturgia familiar, sus facetas honestas con las de “cumplir casi obligatoriamente” determinadas fechas o situaciones, cuestión tan arraigada en nuestra ser y proceder.

La narrativa nos muestra el devenir de Catalina, quien organiza el cumpleaños número 70 de su madre, que se encuentra postrada por la fatídica enfermedad de Alzheimer.

Película de Matías De Leis Correa

Ella acompaña de modo cotidiano y asiste de modo permanente a la anciana, situación que destroza su estabilidad emocional. Distintos familiares concurren al festejo adaptando a sus propias conveniencias las visitas. Hasta que la llegada del hijo de la anciana, desencadena una interna situación en el núcleo familiar.

Matías De Leis Correa, director y guionista del trabajo, genera con suma honestidad su ópera prima. Desarrollando el sentimiento puro y la apertura mental tan importante que se demarca en una sub historia que posee un ribete interesante y tratado con una superlativa altura.

El desarrollo del amor se sostiene a lo largo de “Convaleciente”.

“Convaleciente”  (2021)

Un amor no contaminado por los clichés de siempre. Un amor desde la lucha y el desgarro, desde el silencio y la presencia, logrando ser estructura primordial, batallando de permanencia contra las “sugerencias” de parientes ajenos al sufrimiento y un sentimiento imponderable que se construye entre madre e hija.

El deterioro circunda la historia casi de modo implacable.

Pero el empeoramiento de estados se produce, paradójicamente, en aquellos que intentan evadir responsabilidades; sumidos en sus internas situaciones; el típico “observar el ombligo propio” se encarna de modo artero en determinados personajes que imponen un peldaño más en la construcción de los mandatos familiares sin reales sentimientos.

“Convaleciente”  (2021)

En su desarrollo técnico se destacan sobremanera el montaje y la dirección de fotografía.

La faz musical, generada por Fernando Nazar, emitiendo sonidos de emoción a través de notas y acordes perfectamente estructurados.

Sebastián Sinnott; Graciela Muñoz; Francisco Ortiz; Victoria Mammolitti; Miguel Di Lemme; Mariana Petracca; Lucas Montagna; Leticia Cebeda; Victoria Pepe; Justina Bergoglio; Valentín Zabala Otero y Belén Demolli, muestran sus condiciones actorales conformando lo verdaderamente necesario para situar la cuota de credibilidad al film.

Y Marisol Otero conformando una Catalina que resulta casi un emblema neto; un símbolo del combate cotidiano en un mundo cargado de hipocresías.

Marisol Otero

Una leona, como aquella “Yoli” interpretada por la gigante Leonor Manso en “Made In Argentina”, la obra costumbrista por excelencia de Juan José Jusid.

La reserva moral de sentir puro y entrega, sumida en sus dilemas internos, brindando un amor tan real, que hasta duele.

“Convaleciente”  (2021) posee mucho esfuerzo y sacrificio en su confección, mucha entrega y profundo cariño.

Convaleciente, la película - Tráiler
Trailer de la película argentina “Convaleciente”  (2021)

Ensambla las piezas directas de nuestro proceder, sin limar aristas de quien puede resultar bueno o malo; convirtiéndose en un dardo artero, arrojado a lo más profundo de nuestra condición.

La convalecencia de una adulta mayor, su silencio, sus miradas, poseen el resultado esencial del trabajo. Y el intentar que nuestros sentimientos no estén convalecientes.


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