Los Árboles Mueren De Pie – Reseña

Los Árboles Mueren De Pie – Reseña

La ilusión y los sueños. Dos sensaciones humanas de alta estirpe. Una moviliza al interior de un modo concreto en pos de atrapar lo deseado. Aquello llamado sueños, motores permanentes de paisajes elevados y realización personal. Y si de sueños hablamos, este trabajo, uno de los más importantes de la cinematografía Argentina, es un compendio de los mismos a través de la bondad y el real cariño de un humano hacia otro, en las postrimerías de la finalización del ciclo vital de uno de ellos.

La historia relata la intención del Sr. Balboa de concretar el deseo de su mujer de volver a ver a su nieto que se encuentra supuestamente viviendo en Canadá. El anciano ha generado durante un buen tiempo cartas falsas, con la intención de atemperar el dolor de su compañera, hasta que se decide a contratar a un imitador y a su bella asistente para que finjan ser el nieto perdido y su feliz esposa, ante la abuela.

Basado en la eximia obra teatral del dramaturgo Asturiano Alejandro Casona, pluma sagrada de textos inolvidables que enriquecieron al habla hispana y que se convirtieron en basamentos concretos y diferentes en lo visual mediante sus adaptaciones cinematográficas, “Los Árboles Mueren De Pie” (1951) marca el sentimiento más puro dentro de una situación aguda, sin llegar a convertirse en un tortuoso melodrama, a través de su dinamismo y acertadas actuaciones de su elenco de lujo.

Podemos hallar los conceptos del engaño más artero y el giro de tuerca necesario para ponderar y considerar de modo positivo el trabajo. Mediante su línea argumental, se desarrollan situaciones inverosímiles, dejando entrever en sus personajes esa cuota de bondad que realza el espíritu y nos convierte en quien tal vez, dejamos de ser producto de un Aquelarre moderno y tecnológico, intérpretes poseen disfraces humanos para bien o para mal, actuando acertadamente pese a la frialdad del encargo, y logrando redescubrir el sentimiento más profundo a través del darse cuenta, mitigando en el ingenio de las horas los cambios reales, y evaluarlos, definiendo el camino a seguir.

Todas estas virtudes desde un breve análisis posee este film, sostenido por cinco actores de jerarquía. Arturo Garcia Buhr, nuestro Bogart, como el falso nieto, la inmensa y bella Susana Campos como su esposa, Francisco López Silva como el Sr. Balboa, José Cibrián como el real Mauricio, de actuación breve pero imponente, y una de las más grandes actrices que brindo el medio actoral, la señora con todas las letras Amalia Sánchez Ariño en el rol de doña Eugenia, mostrando un dote único de fortaleza y ternura inimitable, marcando a fuego el oficio de veraz trascendencia.

Su director, Carlos Schileper, especialista en comedias, se adentra en la conducción de actores de primera línea y una adaptación nada sencilla presentando uno de los más importantes trabajos de su carrera, con solidez y prestancia.

La dirección de arte y la música compuesta por Julian Bautista, de extraordinaria calidad, concretan un trabajo inolvidable e imprescindible, que será por siempre recordado.

Una nueva muestra del amor real en la búsqueda de aquello tan extrapolado en esos tiempos, nos refleja este trabajo que desde el ayer, como perdidos duendes dentro de un concepto de ilusión, fotograma tras fotograma, muestran generando la sanidad y el reencuentro con algo realmente importante que poseemos, allende tiempo y distancias. El sentido de la dignidad humana.


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