Los Ojos Sin Rostro – Reseña

Los Ojos Sin Rostro – Reseña

El extremo del egoísmo o lo que el humano piensa que es el amor.

El ser humano tiene un concepto claro de lo que puede y no controlar. A veces pasan situaciones en donde nos damos cuenta que por más que tratemos, no vamos a poder lograr tener control de esa situación en particular. ¿Pero qué sucede cuando no?

Aquí es cuando la película  francesa Los Ojos Sin Rostro, nos presenta al Le docteur Génessier, un cirujano que al tener un accidente automovilístico, a su hija se le destruye el rostro, y debe mantener una máscara puesta para esconder las horrendas heridas.

Sin embargo su padre tiene un complejo de Dios, pues todo lo quiere controlar, y actuando desde el corazón, toma la decisión de raptar a otras mujeres bellas para así quitarles la piel de su rostro y coserla al rostro de su hija.

Lo más perturbador de esta premisa, es que no vemos al doctor trabajando este concepto por primera vez, si no que ya ha tratado tantas veces, y cada una de sus víctimas terminan siendo enterradas o arrojadas al mar. Su hija, Edna, aunque ve lo incorrecto de esta situación, está desesperada y por mucho tiempo lo único que desea es volver a tener su vida normal, y regresar con su amado Jacques.

Esta película explora los horrendos actos que el humano puede cometer desde un lugar donde también nace el amor. El doctor está tan convencido de que puede arreglar la situación que cualquier consecuencia luego de sus actos no es responsabilidad de él. Aunque es un filme de los ‘60, podemos ver una gran introducción al género slasher, en todo su apogeo francés, la simplicidad de la máscara le da una estética tan escalofriante, que prefieres verla sin ella. Pues sus ojos grandes y expresivos resaltan y observarlos por tanto tiempo te puede llevar a la locura, o tener pesadillas en la noche. Mientras la historia progresa vemos que Edna al fin y al cabo prefiere morir, que seguir lidiando con la realidad de que su padre es un asesino, no quiere tener más vidas en sus manos. Pero su padre está tan asfixiado con la idea de arreglarla, que al final pierde la perspectiva de la felicidad de su hija, y sólo piensa en su logro profesional. El egoísmo disfrazado de amor, arruinó la vida de su hija, y acabó con la de él.


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