Cada vez es más común hablar con extraños. La emoción de descubrir a alguien detrás de la pantalla, estar a un mensaje de texto de encontrar compañía nos mantiene al pendiente de nuestros teléfonos. Si algo realmente no nos gusta tenemos la posibilidad de bloquearle y desaparece para siempre de nuestro ciberespacio.
¿Qué pasaría si encontráramos a esa persona al mismo tiempo que descubrimos algo siniestro acerca de ella? Este peligro lo explora el director Alain Guiraudie en “El Extraño Del Lago” (En inglés “Stranger by the Lake”) (2013).
Mucho antes de Grindr y todas sus variantes existía el “cruising”. Esta forma de ligar consiste en asistir a alguna locación al aire libre, de conocida reputación, a elegir un compañero para pasar el rato.
Franck (Pierre Deladonchamps) es un joven que como cada verano, pasa sus tardes en el estanque Sainte-Croix en Provenza, Francia, donde los hombres van en busca de una misma cosa. Entre las piedras y ramas se encuentran hombres desnudos sobre toallas, tomando el sol. El lago cristalino se extiende frente a ellos.
A pesar del contexto fuertemente sexual del lugar, existe una persona que alejada, nos recuerda lo que es una verdadera relación afectiva. Henri (Patrick d’Assumçao) es un hombre mayor poco atractivo que pasa la tarde sentado a la orilla del lago sin interactuar con nadie, solamente disfrutando del silencio. Franck y Henri se conocen debido a la poca tensión sexual entre ellos y dado que Henri es heterosexual, establecen una amistad que resulta clave para sobrevivir el verano.
Con intención de encontrar a alguien que fuera más que su amigo, la atención de Franck se desvía hacia Michel (Christophe Paou), un hombre muy atractivo de ojos eléctricos del que pronto se obsesiona. Un buen nadador, Franck debe esperar su turno para estar con él, pues su ligue lo mantiene comprometido. Después de conocerle es claro que no dejará ir la oportunidad. Finalmente una tarde, mientras el sol se pierde en el horizonte, Michel y su amante juegan a sumergirse en el lago. Días después, el chico es encontrado muerto en las orillas del río, detonando una investigación que involucra a Franck y Michel. Su relación girará entorno al peligro de descubrir la verdad y cómo su encuentro fortuito con un extraño podría resultar en su muerte.
El peligro que conlleva realizar una fantasía, recordándonos en ocasiones a “Basic Instinct” y otras de temática similar, ahora toma forma de thriller gay perfectamente logrado, con actuaciones consistentes y escenas fuertes de sexo que no considero innecesarias. Su mensaje, sobre todo, es el de exponer naturalmente un aspecto irresuelto de la homosexualidad y las consecuencias del mismo. La búsqueda de aceptación en prácticas sexuales peligrosas que hacen la vida emocionante a un alto riesgo, además de ofrecer uno de los mejores finales que pudo presentar.
Franck está solo en el bosque, se escucha el sonido de grillos y movimientos suaves del viento entre las plantas. Repite el nombre de su amante, asustado pero sin poder huir. Deseando que su historia de amor de verano no termine en soledad. Allí en la oscuridad se esconde también su asesino. Franck está ante una situación límite y viva o muera, el propósito está contado.
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