Billy Wilder fue capaz de convertir cualquier historia, de cualquier género, en una obra maestra.
Ya lo había logrado en el cine negro con la fantástica “Perdición” (Double Indemnity, 1944) y lo volvió a conseguir con la peli que tratamos hoy, “Sunset Boulevard” (El Crepúsculo De Los Dioses, 1950).
Además, incorpora ese sutil toque de humor negro tan característico del director Billy Wilder; elementos de drama psicológico; e incluso, de melodrama romántico, en la relación del protagonista y Betty Schaefer.
Pero lo que probablemente la convierte a “Sunset Boulevard” en obra maestra absoluta, es que se trata de cine dentro del cine.
Y, de manera más concreta, de la parte más sombría y mísera del estrellato: El olvido absoluto por parte de los espectadores cuando tu estrella decae; lo que, sin duda, sugirió, a algún iluminado distribuidor, los espantosos títulos en España, México o Argentina.
La película sólo consiguió 3 de los 11 Premios Oscars a los que fue nominada, ya que sería el año de la maravillosa “Eva Al Desnudo” (All About Eve, 1950) del gran Joseph L. Mankiewicz; pero se desquitaría en los Globos De Oro, con galardones a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz para Gloria Swanson y a la espectacular creación del gran músico alemán Franz Waxman por la banda sonora.
“Sunset Boulevard” comienza con la más original de las propuestas, un cadáver, que flota boca abajo en una piscina; se remonta, mediante un largo flash-back, a seis meses atrás, para explicarnos cómo ha sido asesinado.
Se trata de Joe Gillis, un fracasado guionista de Hollywood, que, huyendo de sus acreedores, aparecerá en la mansión de Sunset Boulevard perteneciente a una antigua estrella, Norma Desmond.
Joe aceptará retocar un penoso guion que Norma ha escrito para su reaparición en la gran pantalla y, tras una serie de vicisitudes, se convertirá en su mantenido amante; eso sí, ante la inquisitoria mirada de Max Von Mayerling, descubridor, ex-marido, criado y protector de la vieja estrella…. Y ya no os destripo más.
El director, Billy Wilder, es uno de los grandes directores de la historia.
Dotado de una intuición innata para la narración cinematográfica, un enorme talento y gran capacidad de trabajo, una de sus grandes virtudes fue rodearse de los mejores co-guionistas, en este caso Charles Brackett. Os invito a disfrutar de toda su filmografía, porque no encuentro palabras de justicia para definirlo.
Gloria Swanson había sido la gran estrella femenina de los años 20. La Paramount llegó a pagarle la desproporcionada, entonces, cifra de un millón de dólares anuales.
Su vida se parecía enormemente a la de nuestra protagonista. Grandes mansiones; lujos; joyas; yates; gastos absurdos; 6 maridos e innumerables amantes. Trabajó con todos los grandes directores, incluido el propio Erich Von Stroheim, su ex-marido en el film. De hecho, la vieja película de Norma que veremos proyectándose en la sala de cine es “La Reina Kelly” de Gloria y Erich.
Esta película supuso el salto a la fama de William Holden, que repetiría con el director en “Traidor En El Infierno” en 1953, ganando el Premio Oscar aquel año. Yo creo que su Joe Gillis de “Sunset Boulevard” (El Crepúsculo De Los Dioses, 1950) es uno de sus mejores papeles.
De los secundarios destacar, el ya citado Erich Von Stroheim; Nancy Olson, la chica buena; Cecil B. DeMille que se interpreta a sí mismo; y los divertidos cameos de Buster Keaton; H.B. Warner; Anna Q. Nilson; y Hedda Hopper.
En definitiva, una película imprescindible, que nos dará idea del gran pulso narrativo de Billy Wilder, en una mezcla de sarcasmo, comedia negra y drama, que no os dejará indiferentes. ¡A disfrutarla, pues!
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