La idea de “La Mirada Del Amor” surgió a partir de un hecho vivenciado por su madre justo después del fallecimiento de su esposo.
“La Mirada Del Amor” (The Face of Love, 2013) está dirigida por Arie Posin y narra como Nikki (Annette Bening) pierde a su marido, Garrett (Ed Harris), en un accidente mientras disfrutaban de una romántica estancia en México.
Cinco años después, tiempo que ha pasado sumida en la desesperación y la nostalgia enfermiza por la ausencia de su pareja, encuentra por casualidad a un hombre, Tom (también Ed Harris) que es exactamente igual que el difunto.
Cuenta la leyenda que todos tenemos a alguien que se nos parece físicamente, un doble. No sé si esto es real o no, ni por supuesto si existe una base científica que explique cómo es posible que, por ejemplo: un tipo de Nueva Zelanda pueda ser mi doble siendo nuestra carga genética diferente.
Esta misma curiosidad debió sentirla el fotógrafo François Brunelle cuando comenzó su proyecto “Je Ne Suis Pas Un Sosie!” (¡Yo no soy un doble!). El artista lleva buscando desde hace años personas que, sin ninguna relación parental, sean casi idénticas. Y, contra todo pronóstico, la empresa ha tenido éxito pues ya ha realizado 200 retratos de estos “falsos gemelos”.
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Desde “El Estudiante De Praga” (1913), de Stellan Rye, pasando por clásicos como “Ese Oscuro Objeto De Deseo” (1977) de Luis Buñuel y, sobre todo, “Vértigo” (1958) de Alfred Hitchcock, hasta las más recientes: “Doble Cuerpo” (1984) de Brian DePalma, el mejor discípulo del maestro inglés, o “Mujer Blanca Soltera” (1992) de Barbet Schroeder y ya, en tono de comedia, “Mis Dobles Mi Mujer Y Yo“ (1996) de Harold Ramis, el tema del doble ha sido tratado en muchos filmes a lo largo de la historia del cine.
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Desde el comienzo, la película transcurre a ritmo sereno, pero no lento, deteniéndose en retratar el sufrimiento, la tristeza y la apatía de la protagonista. Para recalcar aún más su estado emocional el director nos “cuela” un cartel de la película “Nostalgia” (1983) del director Andrei Tarkovsky o sitúa el primer avistamiento de Tom en un museo donde Nikki va a ver una exposición sobre el pasado.
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Después de ese primer contacto visual ella se plantea qué hacer, pero ¿quién después de la pérdida del que ha sido el amor de su vida, se resistiría a no poder volver a tenerle entre sus brazos de nuevo? Mientras la relación entre ellos discurre, Nikki pasa de estar deprimida, frustrada, vacía a estar ilusionada, activa, plena.
Por su parte, Tom después de diez años sin pintar un cuadro –desde que su esposa lo abandonó por otro-, vuelve a coger los pinceles teniendo a Nikki como musa y su relación como tema de sus cuadros.
De los cinco personajes alrededor de los que gira la película sólo la exmujer de Tom disfruta de una relación sentimental estable. El resto, Tom, Nikki, su hija (interpretada por Jess Weixler) y sobre todo su vecino Roger (a quien da vida un sobrio Robin Williams), viven solos y tristes porque han perdido a las personas que aman.
Como si de un pintor se tratase, Nikki reproduce, usando a Tom como pincel y como lienzo, los lugares a los que acudía con su marido, los mejores momentos vividos con éste. Y es en estas secuencias donde encontramos lo mejor de la película.
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En el restaurante es la primera vez que la fantasía de Nikki se ve satisfecha. Por fin ha vuelto, después de cinco largos años de espera, donde solía acudir con su marido. Y es en ese momento cuando el autoengaño y la división entre vida-muerte, deseo-realidad, llega al punto en que se puede romper.
Después del primer beso ella se da cuenta de que si bien el exterior, es decir el físico de Tom, es idéntico al de su marido, el interior es diferente. Después de ese primer beso, Nikki descubre que su fantasía, su castillo de naipes se ha derrumbado, Tom no besa, no sabe, no huele como su marido. Y es ahí cuando decide transformar a Tom en Garret -como en el “Vértigo” de Alfred Hitchcock, supeditado la personalidad del primero a la del segundo. Y aquí es donde reside lo mejor de la trama.
En definitiva, “La Mirada Del Amor” (The Face of Love, 2013), es una película que, como casi todas, habla del amor. De cómo te puede volver egoísta, insensible y manipulador o generoso hasta renunciar a ti mismo y tu personalidad.
Puedes ver el tráiler, aquí:
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Director y guionista de cine y televisión. Profesor de Historia del cine, de guion y de dirección en diferentes escuelas e instituciones. Como escritor ha publicado estudios, críticas y artículos relacionados con el séptimo arte. Ha publicado Te acordarás de mí, una novela negra ambientada en el Madrid de Primo de Rivera.
