El enfoque que se ha dado al sexo ha evolucionado según las normas morales de la época.
En los años veinte las películas eran muy atrevidas pero a partir del Código Hays (1934) las películas fueron directamente censuradas. E igual que pasó en EE.UU. pasó en muchos países.

En España, durante la dictadura, las obras que no cumplían con los criterios requeridos eran modificadas cuando no directamente prohibidas.
El deseo y la sensualidad han sido tratados en infinidad de películas, con mejor o peor resultado. No importa si se ha hecho de una manera más tórrida, como la que protagonizan Jack Nicholson y Jessica Lange en la adaptación de 1981 de “The Postman Always Rings Twice” (“El cartero siempre llama dos veces” en español); o más sutil, como el tratamiento dado en “The Bridges of Madison County” (“Los Puentes De Madison” en español) (1995) de Clint Eastwood.
Voy a hablar de la que para mí es la mejor y más conmovedora escena de amor que se ha filmado: “El Hombre Tranquilo” (The Quiet Man, 1952) de John Ford.

Sean Thornton (John Wayne), y Mary Kate Danaher (Maureen O’Hara) inician su noviazgo bajo la supervisión de Michaleen Flynn (Barry Fitzgerald) quien les permite…

…caminar juntos, siempre que se comporten de acuerdo con las reglas establecidas.

Encuentran la forma de escapar al control de su carabina.

Y recorren el hermoso paisaje en tándem, un vehículo en el que -como en el amor-han de ir juntos y en el que uno depende del otro.

De repente se detienen y arrojan la bicicleta a un lado.

Mary Kate cruza un arroyo, para lo que se descalza y se quita las medias.

El deseo y la sensualidad empiezan a manifestarse claramente.

Mary corre,

Sean corre detrás en lo que puede verse como una especie de ritual de apareamiento.

Ella se quita el sombrero y, en un magnífico Tecnicolor, vemos el contraste entre la rica vegetación irlandesa y su cabello rojo.

Sean hace lo mismo. Ya, descubiertos el uno ante el otro…

…caminan de la mano hasta que llegan a un antiguo cementerio.

En este momento ambos sucumben al deseo que llevan conteniendo.

Estalla una tormenta…

…y comienza a llover a cántaros.

El viento y la lluvia como plasmación visual…

… de la pasión entre ambos.

Ella acaricia…

… el pecho de él, en una escena donde…

…no es necesario…

…ningún diálogo.

Finalmente comienza un breve travelling de acercamiento…

…una de las pocas que Ford desplaza la cámara, enfatizando el momento para…

…fundir a negro. Sublime manera de narrar en imágenes la del maestro Ford.
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Director y guionista de cine y televisión. Profesor de Historia del cine, de guion y de dirección en diferentes escuelas e instituciones. Como escritor ha publicado estudios, críticas y artículos relacionados con el séptimo arte. Ha publicado Te acordarás de mí, una novela negra ambientada en el Madrid de Primo de Rivera.